Escribo en la cama, junto a Frida.
Siento su respiración de bebé
con 8 días
de vida.
Es tan bella.
Me cuesta no mirarla.
Su pequeñez hace aflorar
mi versión delicada
y hasta mis dedos
se mueven a otro ritmo,
con una candidez desconocida.
Todo se olvida a una velocidad angustiosa.
Sólo hace dos años
y ya había olvidado cómo cuidar
un ser tan diminuto.
Es reaprender continuamente.
Esta vez a ser madre de una criatura
que recién respira, como si no
hubiera nada más importante.
Y lo hago concentrada, tierna,
como se merece.
desde mis entrañas,
aterrizó en mi pecho.
He parido una niña de mirada lúcida
y manos distinguidas.
No se la oye,
vive en paz,
entre mimo y sueño,
entre pecho y leche.
Esta niña será brillante,
lo presiento.
Por lo menos, de momento,
ya siento un fuego extraño por fuera,
más luz por dentro.
Inconmensurable.
Me siento bien.
mujer
madre
maravillada
Aún con sangre y dolor en mi útero,
la sigo observando.
El dolor de dar vida.
Desgarro.
Generosidad.
_Es tu hija, mírala_ me decías,
acariciándome la frente mojada.
La miré.
Y me sumergí
en ese pozo sin retorno,
sin ctrl+zeta.
Sigo esperando las flores que no llegaron.
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ResponderEliminarMaravilloso Carmen, que palabras tan bonitas y tan descriptivas, despertaste en mi una envidia sana de sentimientos
ResponderEliminarSandra
Sandrita: un millón de gracias por tus palabras! ya sabes que yo te animo... ;-)
EliminarEspero tu visita, que me muero de ganas de que conozcas a Frida!
Bienvenida Frida!! tendrás una madre que te amará enormemente.
ResponderEliminarY enhorabuena para tí por como estás vivienddo y sintiendo ese nuevo momento.
No nos conocemos pero acabo de recibir un e-mail tuyo como grupo de Ladyfest en el que yo tambien participo. Un abrazo.
Muchas gracias, Manuela! qué sorpresa y qué bonito tu mensaje. Me alegra saber que coincidiremos, en breve, espero. Un abrazo!
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